El mundo astral es un mundo aparte; un mundo paralelo regido por tendencias, fuerzas o inclinaciones emocionales, reguladas a su vez por las influencias de los astros. Dentro de ese mundillo singular se identifican diversas zonas. El bajo astral es justamente una parte del mundo astral habitado por las más bajas pasiones y deseos. Algo así como una «zona peligrosa» identificada por un GPS, con la salvedad de que se trata de una zona invisible e imperceptible a los sentidos en la que residen los llamados demonios, de acuerdo con el argot popular.
Entonces, en este subplano o submundo astral (que no es un sitio concreto sino una dimensión) vibran determinadas fuerzas o energías bajas u oscuras. Se cree que, en vida, una persona puede ascender o descender de subplano hacia un nivel de conciencia superior o inferior, de acuerdo con las energías que maneja en el día a día. Es decir, si se tienen pensamientos positivos, energía vital y buenas intenciones, es posible elevarse. Por el contrario, si se poseen pensamientos negativos, tóxicos y malas intenciones, el descenso es la única alternativa.
Para que lo entiendas, el bajo astral no es más que el infierno, ese lugar mítico en el que se sufren castigos eternos como consecuencia de haber llevado una vida tumultuosa o pecaminosa. Sin duda, la idea de una tierra infernal está asociada a la doctrina tradicional cristiana para la cual este es un sitio en el que terminan, tras su muerte, los condenados. Allí deben hacer trabajos forzados y penar eternamente.
Allí donde habitan las fuerzas del mal
El bajo astral es una zona energéfica dañina y peligrosa. Se conoce como el subplano astral número 7; el último nivel al que podría descender una persona. Es denso y oscuro. Se asocia a las peores tendencias del ánimo y a los pensamientos más tóxicos y menos espirituales: la idea suicida u homicida, la envidia, el egoísmo, las perversiones, los vicios y el odio, entre otros. Por ello se cree que allí van a parar las personas fallecidas que, cuando vivían, han tenido acciones reprochables: violadores, delincuentes, pederastas, golpeadores y genocidas son algunos ejemplos. Ellos deambulan por esta zona confundidos y perdidos, pretendiendo captar a algún alma vulnerable (del plano físico) para nutrirse de ella y «chupar» su energía.
Algunas personas con el don natural de la videncia son capaces de advertir la presencia en el ambiente de estos personajes malvados que vienen a por tu energía, pese a que los creas ajenos a tu día a día. Se los conoce como entidad astral parasitaria (EAP). Un profesional de la clarividencia también puede ejercer su influencia para impedir que estos «vampiros energéticos» te utlicen como alimento y te dejen hecha una piltrafilla sin ánimo ni motivación. Por ello puedes recurrir a alguno de nuestros profesionales versados en este tipo de entidades y solicitar su servicio. Cuando sientas que algo o alguien está agotando tu energía o creas que la toxicidad ajena está afectándote sobremanera.
¿Cómo detectar el bajo astral en nuestros pensamientos diarios?
El bajo astral, como ya te hemos indicado, no es un espacio del mundo material o físico. Es una dimensión que podría manifestarse o acceder a tu mente, en especial en aquellos momentos en los que te encuentras baja de energía y de defensas físicas y psíquicas. ¿Qué significa? Pues que tu consciencia puede ser el blanco fácil de estas entidades extrañas y despreciables. Ellas podrían utilizarte como canal para revelarse en el plano físico al que ya no pertenecen.
Son oportunistas y aprovechan cualquier momento de debilidad para azotar tu mente y adueñarse de tus decisiones.
¿Te has sentido rara alguna vez? ¿Has sentido que actuaste como un extraño? ¿Te ha costado reconocerte en tal o cual cosa que has hecho? Ello se debe, precisamente, a que, aunque te cueste creerlo, no siempre eres dueña de tus pensamientos y de tus sentimientos. De a ratos, estas entidades perversas podrían habitarte y hacer contigo lo que les plazca. ¿Cómo evitarlo? Fortaleciendo tu mente y levantando barreras imaginarias que impidan su paso a tu interior. Se trata de gestionar tus emociones para sacarles el máximo provecho. De este modo, te haces inmune a las fuerzas del mal que habitan en bajo astral y a las que residen en tu barrio y en tu comunidad de vecinos. Es decir, la mala energía está en vivos y muertos por igual; debes saber detectarla a tiempo para impedir que te afecte.
Ahora que sabes casi todo sobre el bajo astral, protege tus pensamientos contra las sombras o las entidades oscuras. Y si consideras que no puedes sola, solicita ayuda a un vidente profesional versado en estos temas (contamos con el dato de muchos de ellos en nuestra web). Solicita así la protección especial que te ayude a recuperar la energía y la salud emocional perdidas, para no volver a mostrarte vulnerable ante estos parásitos astrales en el futuro.
Deja una respuesta