La clarividencia es una capacidad extrasensorial que poseen algunas personas para comunicarse con una dimensión más allá de los cincos sentidos, y a las personas con ese don, de forma general, se les llama videntes. De forma más precisa, un médium (persona capaz de comunicarse con el mundo de los muertos), un tarotista o un experto en la lectura de las manos (quiromancia) también son considerados videntes, aunque cada uno esté especializado en una mancia u otra, que es como se llama a las herramientas que utilizan para realizar su trabajo.
Videntes naturales
El vidente natural es aquel que nace con el don de la videncia y, generalmente, pertenece a una tradición familiar donde ya existen personas con esas características. También habrás leído que las personas clarividentes tienen unas condiciones físicas especiales: cuentan con una glándula pineal más desarrollada y eso les permite disfrutar de un sexto sentido o «tercer ojo», término que se utiliza dentro del mundo esotérico para aludir a la capacidad extrasensorial.
La juventud y la educación de un vidente
Pero contar con ese don no significa que se esté habilitado para ayudar a la gente. Es necesaria una educación y formación de la mano de otra persona con el mismo don. Por ello, las personas que no cuentan desde pequeños con alguien cercano que les instruya sobre cómo comprender y utilizar esas capacidades, sufren de la incomprensión hacia sí mismos y desde fuera por parte de una sociedad excesivamente materialista y cartesiana.
Qué poderes tienen y las mancias que utilizan
A lo largo de la historia hemos podido comprobar como la ciencia ha esquivado explicar ciertos fenómenos esotéricos porque no tiene forma de medirlos. Esto no significa que éstos no existan o que no se puedan comprender. Pues bien, el poder principal del vidente es contar con la capacidad de acceder a esa dimensión oculta a los demás; comprender el significado de las imágenes, energías y sensaciones que componen el complejo mundo espiritual. Y para entenderlo, durante siglos, se han desarrollado una serie de herramientas a la que se las conoce como “mancias”. El Tarot es una de ellas; las bolas de cristal, rumas o amuletos también los son y así siguiendo hasta encontrar mancias específicas para cada trabajo o ejercicio. El vidente las utiliza como “traductores” de lo esotérico y para interpretar el pasado, presente y futuro de la persona que requiera su consejo.
Cómo te pueden ayudar
Además de poseer el don de la clarividencia, los videntes sienten una profunda empatía por la humanidad y se forman con ese objetivo: ayudar a superar el sufrimiento de las personas que reclaman su guía y mostrarles los caminos hacia la felicidad desentrañando los misterios de su pasado, aconsejándoles sobre su presente y prediciendo su futuro.
La sociedad de hoy busca cubrir tus necesidades materiales, pero no se ocupa de las emocionales y espirituales. Consulta a un vidente para saber qué hace y cómo puede ayudarte.