Los maestros ascendidos son personas que mantienen una conexión especial con Dios. Sin duda, ellos son seres de luz. Tienen la oportunidad de estar en contacto cercano con lo divino y, gracias a ello, vivir en gracia y poblar sus días de experiencias maravillosas. En efecto, esa conexión espiritual hace posible que puedan percibir la presencia de Dios en el día a día, una vivencia enriquecedora que cambia sus vidas para siempre.
Por supuesto estamos hablando de personas de fe. Son hombres comunes y corrientes que, por haber tenido una evolución espiritual singular y asombrosa, elevaron sus niveles de consciencia hasta transformarse como personas y cambiar para siempre su visión de la existencia. Para ellos todo es luz. En todo está Dios.
Los maestros ascendidos viven para servir a Dios
De hecho, su misión es llevar luz a todos los hombres, es decir, iluminar la vida de los demás mortales con el mensaje de Dios y la gracia de incorporarlo a la vida diaria. Para ellos, lo material es nimio; lo que vale es el espíritu y la pureza del alma. Verdaderamente son cien por cien espirituales. Sin duda, se trata de seres elevados que Dios ha elegido por su disciplina, su fuerza de voluntad y su amor incondicional hacia el prójimo, entre otros tantos valores que lo divino advierte en lo humano.
Justamente por ser maestros están llamados, por vocación, a enseñar a otros hombres a descubrir a Dios en todo. Dios busca en estos maestros ascendidos a personas capaces de contagiar entusiasmo y ganas de vivir en conexión con lo divino. Ciertamente, ellos van por la vida dando testimonio de amor. Quienes los ven moverse con bondad, tomar decisiones sin perjudicar a nadie, honrar a Dios en todas las acciones y vivir en estado de gracia permanente se preguntan: ¿cómo lo hacen? No se necesita saber qué religión profesan o cuál es su libro sagrado: el amor y la luz que derraman en cada gesto es el mejor testimonio y ejemplo que pueden dar a otras personas que deseen cambiar su vida y acercarla a lo espiritual.
Pero ¿maestro ascendido se nace o se hace?, te preguntarás. Sin duda, la ascensión o evolución espiritual de estas personas de las que te hablamos no ocurre de la noche a la mañana. Tampoco sin disciplina o ayuda divina. La ascensión es un camino para recorrer. Un camino de esperanza y de fe que concluye el día de la muerte, porque nunca se deja de aprender y evolucionar.
El mejor ejemplo de maestro ascendido es San Pablo. Era un hombre del montón, aunque un guerrero con muchas condiciones. Su vida transcurrió sin más hasta que, un buen día, la luz de Dios lo iluminó y cambió su rumbo. Desde ese día se convirtió en un seguidor de Dios dispuesto a poner todo su potencial al servicio de la Buena Noticia. Sin duda, la vida está llena de pruebas espirituales. Hay quienes «ascienden» justamente por haber atravesado muchas de ellas y por eso mismo son elegidos por Dios para llevar su bandera.
¿Qué tienen de especial?
Son pura luz. Son personas que se entregan a la voluntad divina para ser instrumentos del amor de Dios entre los hombres. Por ello, por lo general, se desprenden de los bienes materiales y se entregan a lo que Dios quiera de ellos. Algunos terminan en sitios inhóspitos del planeta donde descubren que se los necesita. Otros se entregan a la oración o se dedican a sanar a otras personas física y/o espiritualmente. En líneas generales, se trata de seres humildes, que dejan la vida fluir sin pensar en el futuro. Viven el presente como un regalo de Dios y entregan su sabiduría, su trabajo y su voluntad a quien más lo necesita. ¿Por qué? Tienen claro que en los otros hombres se halla el rostro de Dios. Por ello mismo entregan su vida a los demás sin pedir nada a cambio; son y viven agradecidos y satisfechos.
Ojalá puedas cruzarte con un maestro guía o maestro ascendido en el camino de tu vida. Si te ocurre, no pierdas la oportunidad de aprender de él. Sácale el máximo provecho a ese encuentro. Disponte a absorber su energía y, por encima de todo, presta atención a su actitud. Verás que esa persona no está esclavizada a lo terrenal ni piensa en el dinero. Advertirás también que no se preocupa por el mañana; vive el hoy. Sentirás que transmite calma (se compara con estar frente a Dios) y alegría. Tras esa experiencia, copia a ese ser espiritual. Si logras modificar algo de tu vida para convertirla en menos materialista y más elevada, habrá valido la pena.
Janett dice
Gracias.